Los niños necesitan tener una rutinas para ir a dormir, aquí le sugerimos algunas ideas para crear sus propias rutinas en casa…

Estableciendo rutinas para ir a dormir



La rutina debe ser flexible y, sobre todo, debemos sentirnos cómodos llevándola a cabo ya que si funciona la deberemos hacer durante un largo tiempo. Se trata de hacer una serie de acciones repetitivamente. Siempre las mismas, a la misma hora y que conlleven las mismas consecuencias. Este tipo de rutinas nos servirán para asegurarnos que los niños duermen lo suficiente y para lidiar con las dificultades que nos encontramos cuando no quieren irse a la cama. El libro el Sueño del Bebé, soluciones para dormir tú y tu bebé puede serviros de inspiración para encontrar trucos y respuestas a las preguntas que más inquietan a los padres.
Para ello podemos seguir unas pautas:
  • Escuchar un cuento
  • Escuchar música clásica relajante ayudará mucho
  • Establecer unas horas fijas para acostarse, levantarse y las siestas. Con la rutina diaria que Babyradio te propone a través de su emisora online, todo es más sencillo.
  • La habitación debe ser tranquila y acogedora
  • Avisar media hora antes de la hora acordada para dormir
  • Establecer una hora de juego y comida teniendo en cuenta que debe haber un periodo de tranquilidad de una media hora antes de dormir.
  • Evitar estimulantes como la cafeína antes de dormir
  • Permitir que lleve objetos como los muñecos de peluche o mantas también pueden ayudar a que su hijo se sienta seguro
Pero, ¿Cuántas horas de sueño son las habituales en los niños?
  • El recién nacido: duerme de 16 a 17 horas, siendo 9 horas por la noche y el resto por el día. Con el tiempo las horas de sueño se reducen.
  •  A los tres meses, necesita descansar 15 horas.
  • al cumplir 1 año: 13 ó 14: 11 horas de noche y 3 por el día.
  • De 1 a 2 años: aproximadamente dormirá de 10 a 12 horas por la noche y una siesta de 3 horas
  • De 3 a 6 años: aproximadamente dormirá 10 horas y se suprime la siesta

Cuándo establecer estas rutinas

La clave es establecer, desde una temprana edad, patrones saludables para dormir.
A partir de los 3 meses es el momento idóneo para seguir algunas estrategias y así crear una base para que aprenda a dormir bien.

Errores que cometen los adultos

En relación con el descanso nocturno los padres cometen frecuentes errores, pero se pueden corregir con facilidad.
  • Acostar demasiado tarde a los niños: cuando los niños se acuestan demasiado cansados, les cuesta dormirse y permanecer dormidos y se despiertan más temprano que si se acostaran a una hora adecuada
  • Ofrecer muchos estímulos: el móvil tan entretenido (con sus muñequitos giratorios, sonidos y luces) que tiene en la cuna puede hacer que se distraiga. Y si es más mayor y tiene muchos juguetes en su cama, puede que no logre dormir lo suficiente.
  • Pasarlo de la cuna a una cama demasiado temprano: los padres deben saber que antes de cumplir 3 años, muchos niños aún no están listos para abandonar sus cunas. No tienen el desarrollo cognitivo ni el nivel de autocontrol necesarios para mantenerse dentro de las barreras imaginarias de una cama
  • Saltarse la rutina de por la noche: No se puede esperar que un niño que ha tenido un día ajetreado, simplemente apague las luces y se duerma. Por eso, es necesario que se den una serie de actividades tranquilas y agradables para preparar al niño para dormirse. Leer o escuchar un cuento mientras los más pequeños se acuestan puede establecer un clima relajado. A veces, cuando los niños crecen, los padres abandonan estas rutinas porque creen erróneamente que su niño es demasiado mayor para eso
  • Usar el movimiento para dormir al niño: Está bien que usemos el movimiento para tranquilizar a un niño que está irritable, pero una vez que se ha dormido, debemos dejar de hamacarle porque es posible que no alcance la fase de sueño más profundo. Sería el mismo tipo de sueño que los adultos alcanzamos cuando nos dormimos viajando en un coche.
Autor: Borja Quicios

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