Incentivar la imaginación en la enseñanza




Por: Cristina Pinos

Por mucho tiempo el proceso de enseñanza-aprendizaje ha sido visto como algo estricto, lleno de reglas impuestas por una autoridad para ser seguidas. En este caso el niño no tiene  la oportunidad de desarrollar sus propias capacidades a su ritmo y gusto. Sin embargo a través de los años, esta visión ha ido cambiando hasta convertir el aula de clases en un refugio donde los niños pueden desarrollarse tal y como son.

Esto ha sido posible gracias a que, por mucho tiempo los profesores se han preocupado por encontrar la mejor y más eficiente manera de instruir, buscando la  motivación. Los profesores tienen la dura tarea de revivir la motivación a través de otros medios, es entonces que se han buscado nuevos métodos y estrategias para convertir la enseñanza en  un proceso amigable y que se pueda disfrutar. Aquí es donde hallamos que la imaginación puede ser una de las estrategias más útiles a practicar hoy en día en un aula de clase.

El usar nuestra imaginación; tanto profesores como estudiantes; nos abre la puerta a crear en la enseñanza un ambiente más familiar y ameno, en el que el objetivo de enseñar para la vida se pueda cumplir con más eficacia que en otros escenarios. La imaginación en este caso se convierte en nuestra aliada para crear determinación y motivación en los niños.


El mayor objetivo de incentivar la imaginación en la enseñanza es que a través del deseo de explorar, cada estudiante adquiera más independencia y un mejor entendimiento por ellos mismos. En este proceso el profesor es el llamado a modelar e incentivar la imaginación, ya que esto es valorado y apreciado por los niños. El incentivar la imaginación es también una característica que solo los mejores profesores poseen. Además, un gran profesor es alguien original, preocupado y justo, y no hay mejor manera de encontrar estas características que viendo a un profesor usar su imaginación y la de sus niños en el proceso de enseñanza.

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