Mi Hijo se está haciendo adolecente



La adolescencia es una etapa muy crítica en el desarrollo emocional de una persona y es la etapa educativa que más dudas y desgaste psicológico provoca en los padres. Puede empezar de los 9 a los 13 años y se prolonga durante 8 o 10 años pasando normalmente por 4 etapas. De repente el niño que siempre había sido comunicativo, se convierte en una persona rebelde, reservada, independiente e incluso conflictiva...características que hacen la convivencia con el adolescente muy difícil. El día a día con un hijo adolescente puede ser muy duro. Para afrontarlo con cierta serenidad y sin culparnos ni a nosotros ni al hijo adolescente debemos tener siempre claro que son cambios naturales que forman parte del proceso natural de desarrollo y que no son culpa de nadie. Frente al adolescente los padres tienen una gran ventaja que les da la madurez: La perspectiva. Sabemos que es una etapa que pasará. A continuación encontrareis un listado con las motivaciones típicas del adolescente, las etapas de la adolescencia  en las que predominan y pautas e indicaciones para comprender y abordar los aspectos más delicados.

Pasos a seguir:
1
Afirmación de la individualidad. Es el primer signo de la adolescencia y se manifiesta con la actitud negativa y rebelde típica de la primera adolescencia, actitud que suele ser muy distinta al comportamiento del niño al que los padres estaban acostumbrados. Los padres deben ser tolerantes con las manifestaciones de diversidad que manifiesta su hijo. Pero cuidado, tolerar no significa ceder a todo lo que el adolescente pida. A veces parecerá que la relación se ha roto. Raramente el adolescente hará nada por normalizarla, serán los padres los que deberán resintonizar la relación aplicando disciplina cuando sea necesario y demostrándole al adolescente que a pesar de los cambios y las discusiones le siguen queriendo.

2
Exigencia de independencia social y libertad para experimentar. Actitud típica de la adolescencia intermedia (de los 13 a los 16 años aproximadamente) los padres deben respaldar el deseo del hijo de más independencia transfiriendo también más responsabilidad sobre él. Las formas de hacerlo son infinitas y variarán de un adolescente a otro, algunas formas de transferirle responsabilidad pueden ser: la autogestión de sus ahorros, el pago de su factura de móvil, un trabajo de verano o fin semana, trabajos puntuales… Un adolescente sano siempre intentará obtener más independencia social y los padres deben permitirla y fomentarla dentro de unos limites razonables que pondrá el propio comportamiento y responsabilidad que el adolescente demuestre ir adquiriendo a medida que va madurando. El aislamiento social durante la adolescencia puede tener repercusiones muy negativas en la etapa adulta por lo que si los padres ven signos de que no aparece deberán hacer esfuerzos para fomentarla.


3
Cuestionamiento y oposición a los límites: Esta característica aparece en las dos primeras etapas de la adolescencia. A veces sólo se trata por parte del adolescente de “oponerse por oponerse” para afirmarse y el conflicto se limitará a tener que pelear más para conseguir que el adolescente cumpla con sus obligaciones. En otros casos los padres necesitarán seguir poniendo límites pero manteniendo en todo momento la comunicación sobre la diferencia de intereses entre ellos y el hijo adolescente. En esta etapa los padres deberán moderar sus reacciones para no ser demasiado severos ni demasiado blandos: ser amigos del adolescente no es la prioridad en esta etapa pero tampoco deben imponerse a cualquier precio. Esto quiere decir que los conflictos con el adolescente no deben evitarse pero que deben existir límites en la confrontación del conflicto. Una dinámica de “tiempo muerto” permite afrontar los conflictos sin riesgo emocional para nadie. Cada parte tiene derecho a retirarse si cree que no va a poder controlar las emociones en un momento dado.


4

Cambios en la imagen física A nivel de desarrollo físico, el inicio de la adolescencia suele coincidir con el inicio de la pubertad. La personalidad del niño cambia, pero también cambia su apariencia física. Mucho cuidado con los comentarios sobre los cambios en su físico, es una etapa muy peligrosa respecto a los trastornos alimentarios. Para el adolescente es muy importante la aceptación de los demás, incluidos sus padres. Los adolescentes suelen decir “No me importa lo que pienses” pero en realidad les importa mucho y les pueden marcar muy negativamente los comentarios negativos sobre su nuevo aspecto físico.

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