Por: María Paula Naranjo
Ha iniciado
un año lectivo el cual vendrá cargado de varios cambios en la rutina de su
hijo/a, tendrá que levantarse más temprano, seguir un horario establecido y
cumplir las normas de convivencia de la escuela.
Para que
este proceso sea más llevadero son importantes algunos aspectos como la
estructura y las reglas que tenga en casa, el apoyo emocional y las
responsabilidades que se le asignen según su edad.
Las
funciones ejecutivas que se localizan en el lóbulo prefrontal del cerebro se
desarrollan por medio de una enseñanza guiada que requiere la repetición de
rutinas hasta crear hábitos de organización, manejo de tiempo, priorización de
tareas, atención sostenida, flexibilidad mental, entre otras.
Entre las
funciones ejecutivas también se encuentran el manejo de emociones y la
compostura que se desarrollan estableciendo vínculos significativos entre el
niño y su cuidador primario, para que el niños esté tranquilo y feliz en su
nueva escuela necesita sentirse querido y aprobado por los padres, por lo que
recomendamos estar presentes en la vida de sus niños, mirarle a los ojos cuando
nos dirijamos a el/ella y compartir momentos de juego y risas. Los padres deben
ser primer modelo de autoregulación para lograr una compostura en el niño, el
niño imitará todo lo que vive en su entorno.
Los niños
necesitan saber lo que esperamos de ellos de acuerdo a las circunstancias y el
lugar donde nos encontremos, el establecer reglas claras y predecibles les
ayudaran a tener un equilibrio en su cerebro y lograr un comportamiento
socialmente aceptable.
Nuestra
misión de padres es guiar a nuestros hijos con amor, valoración y una clara
estructura dándoles la oportunidad de desarrollar su potencial y ser ellos
mismos.
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