Por: Vanessa Perez
Es normal que hasta la persona más paciente y calmada haya
perdido los nervios en algún determinado momento frente al mal comportamiento
de su hijo y ha tenido que gritarles para reprenderles, y es que los seres
humanos no somos perfectos y muchas veces nos equivocamos al no saber qué hacer
ante una situación así. Pero ¿gritar a nuestros hijos ayuda a mejorar su
comportamiento?
Todos los pedagogos y psicólogos infantiles están de acuerdo
en este punto: para conseguir que el niño obedezca y tenga un buen
comportamiento, no hace falta humillarle, gritarle o emplear la violencia
verbal.
¿Qué puede ocurrir si gritamos constantemente para
reprenderlos?
• El niño
se acostumbrará a los gritos y no tendrá el efecto que el padre quiere obtener.
• Baja
autoestima del niño, sentirá que no es querido por sus padres y va a adquirir
un
comportamiento de rebeldía, desafiando la autoridad de los padres.
• Los hijos
siguen el ejemplo de sus padres, el niño también adoptara una conducta
agresiva, luego la usara con sus amigos y compañeros
• Causará
un estado de nervios y estrés en el niño que impedirá su correcto desarrollo.
Recordemos que el mensaje principal que se transmite cuando
los padres gritan es que los adultos son más grandes, fuertes y poderosos que
los niños, y que pueden infligir miedo si se disgustan; de ello resulta la
sensación de ser víctimas y de sentirse impotentes frente al tamaño y la fuerza
de los mayores, este produce miedo y ansiedad en los niños, finalmente produce
el deseo de usar la violencia cuando están molestos. (Wyckoff & Unell,
2007)
Wyckoff, J., & Unell, B. (2007). Disciplina sin gritos
ni palmada. Bógota: Norma.
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