¿Cómo disfrutar de las vacaciones
con los niños? parte 2
A menudo, las vacaciones
proporcionan al niño la ocasión de darse un «buen baño de familia» más animado
que el habitual triángulo papá-mamá-hijo. Y esto le sirve para ubicarse en el
árbol genealógico. En las vacaciones con la familia extensa, se produce
naturalmente la transmisión generacional: sitios, recetas de cocina, juegos,
historias... con las que el niño reúne un tesoro de recuerdos. Así, se crea un
«banco de datos» personal en el que puede identificarse con un miembro u otro
de la familia a fin de ir construyendo su personalidad. Al pasar tiempo y compartir
diversiones con sus abuelos, sus primos... refuerza los lazos y forja pilares
en los que apoyarse para crecer.
En vacaciones, no forzar un
cambio radical de escenario
A estas edades, un viaje al
extranjero no tiene interés alguno para el niño: no va a poder aprovecharlo
realmente y hasta puede llegar a descentrarse como consecuencia del cambio de
clima y de alimentación. Sin embargo, sin necesidad de ir al otro extremo del
mundo, el mar, el campo o la montaña están repletos de riquezas que colmarán su
curiosidad sin alterar excesivamente sus hábitos de vida. El niño de dos o tres
años es más bien hogareño, no le gusta perder de vista sus referencias.
Para
facilitar su adaptación al escenario de las vacaciones, es buena idea
recorrerlo con él y hacerle descubrir todos los rincones. Si su habitación está
cerca de la de los padres, se sentirá más seguro, en medio de tantas novedades.
¡Y que no le falte su peluche! Es fundamental para crear una continuidad
tranquilizadora con su marco de vida habitual
Isabelle Gravillón
Comentarios
Publicar un comentario